Conociendo el dolor: concepto, utilidad y factores determinantes.
La definición del concepto de dolor no es una tarea sencilla. Si bien el dolor es una sensación conocida por todo el mundo, es un término abstracto y muy difícil de cuantificar objetivamente. Cada persona percibe el dolor de un modo particular, determinado por la experiencia personal y la cultura y el medio social en el que se encuentra. Teniendo en cuenta que el principal motivo de demanda de atención sanitaria (dentro de la cual se incluye la fisioterapia) es el dolor, es imprescindible realizar un esfuerzo de cara a acotarlo, comprenderlo y cuantificarlo.
La Asociación Internacional para el Estudio del Dolor (IASP), define el dolor como una sensación displacentera y la experiencia emocional asociada a un daño tisular (de los tejidos), actual o potencial o descrita en términos de tales daños. De esta definición debemos destacar la consideración del dolor como una experiencia individual, desagradable donde se entremezclan factores físicos y emocionales. Como complemento a esta definición debe incluirse las situaciones en las que aparece dolor sin daño de los tejidos evidente.
El dolor se produce cuando llegan a distintas áreas de la corteza cerebral un número de estímulos concretos desde los receptores existentes en los tejidos. Ante estos estímulos puede producirse una respuesta refleja (por ejemplo, retirar la mano cuando tocamos una superficie muy caliente) y la activación de respuestas que, en un inicio, tienen una función protectora. Esto sucede en el dolor fisiológico, que es una sensación normal, localizada, transitoria, que experimentamos en nuestra vida diaria.
El dolor fisiológico tiene función de alarma y rol protector.
El dolor puede ayudar a diagnosticar un problema ya que, sin dolor, podríamos lastimarnos gravemente sin saberlo o no darnos cuenta de que tenemos un problema médico que requiere tratamiento. En este tipo de casos, una vez que el problema se trata, el dolor suele desaparecer.
En cambio, en el dolor patológico o crónico la sensación es anormal, permanente, mal localizada, difusa, exagerada, impredecible, y no tiene ningún rol protector. Constituye una forma de destrucción física y mental, que impide la realización de las actividades de la vida diaria, deterioro físico, y del reposo con el consiguiente daño psicológico.
La experiencia de dolor resulta de la combinación de múltiples factores: fisiológicos (funcionamiento del cuerpo) y genéticos, cognitivos (de los conocimiento previos acerca del dolor), afectivos (emocionales), conductuales, culturales, sociales y familiares.
Ninguno de esos factores por sí solo explica adecuadamente las causas de dolor, por lo que cualquier evaluación y tratamiento debería integrar los diferentes aspectos de la enfermedad.
Tipos de dolor
DOLOR NOCICEPTIVO

Dentro del dolor nociceptivo, se distingue el dolor somático (originado por estimulación de receptores del sistema musculoesquelético y piel) y el dolor visceral (originado por compresión, distracción, falta de riego sanguíneo_o isquemia_ y espasmo de la musculatura lisa de las vísceras pélvicas, abdominales o torácicas).
En este caso el dolor se produce por irritación directa o lesión del tejido nervioso, el dolor se manifiesta ante estímulos mínimos o sin que seamos capaces de determinarlos fácilmente.
Dentro de este tipo de dolor cabe destacar el dolor irradiado, el cual sigue la distribución del nervio periférico afectado, por lo general puede localizarse a punta de dedo, siguiendo un trayecto determinado. Ejemplo: dolor por compresión nerviosa en una hernia discal.
DOLOR REFERIDO

El dolor referido se percibe lejos del lugar de origen sin seguir un trayecto nervioso. Puede tener origen visceral o musculoesquelético. En ocasiones no duele en la región originaria del problema por lo que puede dar lugar a que ésta pase desapercibida y los efectos del tratamiento no sean los esperados.
Suele ser un dolor difuso de intensidad media-moderada que abarca una región más o menos amplia de la superficie del cuerpo. Un ejemplo de este tipo de dolor es el dolor por puntos gatillo miofasciales (región de inicio de contracturas musculares).
Este dolor se produce por liberación de sustancias irritantes que afectan a varias estructuras y activan los receptores de diferentes niveles.
Según la duración se distinguen los siguientes tipos de dolor:
DOLOR AGUDO
Es la señal de alarma del organismo agredido y una vez ha cumplido su misión se transforma en algo inútil y destructivo, si no es aliviado. El dolor no guarda ninguna relación cuantitativa con la lesión tisular que lo provoca, pero alerta al individuo cuando su tolerancia al dolor ha sido alcanzada, induciéndole a solicitar ayuda. Este tipo de dolor puede ser superficial (piel, mucosas) o profundo (originado en los huesos, articulaciones, ligamentos y vísceras). Su duración es limitada, de días a semanas.
DOLOR CRÓNICO
Es el dolor que persiste durante más de 3-6 meses. En esta caso el dolor perdura más allá del tiempo de curación y se queda como una sensación permanente. Cuando este dolor no está asociado a cáncer o SIDA se considera como dolor crónico benigno. Se asocia frecuentemente a cambios de personalidad y depresión pasando de ser un síntoma a una enfermedad propiamente dicha. En estos casos el abordaje terapéutico es mucho más complejo que en el dolor agudo y requiere la colaboración de los diferentes profesionales sanitarios como única opción para mejorar la calidad de vida del que lo padece. El dolor crónico puede aparecer de manera inconstante, intercalando periodos de mejoría con brotes de reagudización.
La fisioterapia tiene herramientas muy útiles para aliviar la mayoría de los dolores descritos y ponerle solución a gran parte de ellos. Desde una correcta valoración se pretende llegar al origen de cada dolor para, en caso de ser posible, ponerle solución evitando la cronificación del mismo.
Carmen Parga Suárez.
Fisioterapeuta centro deportivo Forus Fuenlabrada
Fisioterapeuta centro deportivo Forus Fuenlabrada